La magia recuperada de la impresión / by Pep Puig

Una frase extraída del poema Rumbo a peor de Samuel Backett y que me induce a pensar que este es un deseo cotidiano mientras seguimos siendo aprendices.

Una frase extraída del poema Rumbo a peor de Samuel Backett y que me induce a pensar que este es un deseo cotidiano mientras seguimos siendo aprendices.

Entender cómo están organizadas las cajas de las matrices es fundamental. Tan importante es componer como descomponer y guardar cada tipo en su sitio.

Entender cómo están organizadas las cajas de las matrices es fundamental. Tan importante es componer como descomponer y guardar cada tipo en su sitio.

L’Automàtica es una vieja imprenta rescatada de la quiebra por un grupo de grafistas empeñados en revivir las técnicas de impresión que los bits asesinaron.

Un proyecto de autogestión y autoproducción en un espacio recuperado para la ciudad. Pasé un día estupendo en L’Automàtica aprendiendo a componer con tipos móviles de plomo y de madera, letra a letra, para acabar imprimiendo unos pasquines en una impecable Minerva Heidelberg de la mano de Marc Torrent.

Todo es mecánico, todo está calibrado. Cada pieza tiene medidas estándar. Todo encaja si sabes hacerlo. Componer con tipos móviles es como hacer Legos calculando en cíceros y puntos con piezas de una aleación de plomo y antimonio usadas durante décadas. Todo debe encajar al punto -que es la doceava parte de un cícero, equivalente a 0,35 milímetros- y lo fascinante es que encaja!

A principios de los 70 los periódicos se hacían así. En el 73 empecé a trabajar en la redacción de Mundo Diario, un periódico que se elaboraba en los talleres de El Noticiero Universal, una réplica en grande de L’Automàtica.

En turnos ininterrumpidos, linotipistas, cajistas, maquinistas y un variado equipo de auxiliares y correveidiles fundían y refundían el plomo para tirar dos y hasta tres periódicos al día en una rotativa que cuando se ponía en marcha hacía temblar todo el edificio en el centro del ensanche barcelonés.

Viví muy de cerca la transición tecnológica del plomo a la fotocomposición y el offset. Un cambio traumático para linotipistas y cajistas que a duras penas se adaptaron a la nueva e incomprensible tecnología que les arrebató sus oficios.